miércoles, febrero 22

 

Trabajo...Segunda parte y final!

Diablos!!...Había baño, de hecho habían 4 baños nuevos, limpios y casi sin uso.
No tuve más remedio que resignarme a que tendría que trabajar.
En la oficina había 6 personas, incluido un practicante, Pablo, que estudia en mi universidad y con el cual tenía varios ramos, aunque nunca antes nos habíamos saludado. Resultó ser un chico muy simpático y conversador, así que compartimos bastante.
En cuanto a la demás gente, había un bodeguero, dos chicos que hacían como de todo un poco, un capataz sin obreros que mandar y un ingeniero residente, que tal vez era el único con algo de pega. Cuando llegue todos me esperaban y me recibieron de muy buena manera, y como no tenía la carta de la U porque estaba cerrada hasta marzo, me hicieron un contrato de trabajadora que decía que ganaría el mínimo líquido más el almuerzo todos los días, lo que me parecía bien, siendo que era como lo mismo del año pasado.
El problema empezó dentro de la misma mañana... no había nada que hacer. Igual pasó medio piola, porque me entretuve conversando con el Pablo, con Don Carlos, (el capataz) y con Ariel, (el bodeguero). Resulta, según me contó esta gente, que toda la maquinaria necesaria para empezar el trabajo de verdad estaba en el norte, terminando otra faena, por lo que estando todo el trabajo menor listo, no había nada que hacer sino esperar las maquinas… Nada que hacer no de manera literal, sino real.
Después del almuerzo la tarde se me hizo eterna, el Rodrigo (ingeniero Residente), me mando a hacer unas cotizaciones, por lo que en eso estuve un rato, aunque la mayor parte de la tarde me la pase conversando, me supe la vida de todo el mundo… y me imagine lo terrible que serian todos los días iguales en esa faena si no llegaban las maquinas pronto.

En la noche, mientras descansaba de mi “agotador día”, pensé que la mejor opción era dejar de trabajar, después de todo, es poco lo que me importa la plata y mi intención es aprender, lo que no resultaría en ese mes, porque las maquinas no daban señales de vida y aunque llegaran en unas dos semanas más, en ordenar todo se irían mis otras dos semanas. Así que me arme de valor y el martes me metí a la oficina de Rodrigo, (un tipo medio guatoncito de pelo largo, no muy atractivo, con pinta de simpático, 28 años, buen partido de todas maneras) le expuse lo que pensaba y que no me sentía a gusto en esa posición. Él me encontró toda la razón y me dijo que por ahora él no podía ofrecerme nada más, porque como yo ya sabía, eran las máquinas las que iniciaban la faena, me entendió y me dijo que podía volver en el invierno si así lo deseaba, que ya la faena estará en su punto más desarrollado a esa altura o que también podría ir los fines de semana cuando ya empezaran y ver los ensayos y participar en lo que se pudiera.
Nos despedimos y le di las gracias.
Se podría decir que renuncie.
Se podría decir que me da lata que no halla resultado….Nooo!!...jajaja. Me alegra mucho que las cosas se dieran así, que puedo seguir levantándome a las doce, hacer nada… pero acostada debajo del árbol de mi patio.

Ya llegará el día en que tenga que trabajar por obligación, y que situaciones así me preocupen mucho. Por ahora, que bueno que las máquinas no llegaron!!!

domingo, febrero 19

 

¿Trabajo?

Mañana al trabajo.
La Gaby, una compañera, me pregunta “¿y a que hora entras mañana?”, yo le respondo “¿a que hora entra la gente importante?... ¿tipin 10?”.
La verdad, muchas ganas no tengo de trabajar, me tinca una obra de pocos recursos, poca gente profesional, mucho subcontrato, SIN un baño para mujeres. De hecho, sospecho que seré la única mujer.
Dos cosas claras, si no hay baño pa’ minas, me devuelvo pa’ la casa. Y si siento que sobro, le digo al tipo que mi resfriado esta empeorando y me consigo una licencia, no voy a estar cagada de calor con jeans a las dos de la tarde parada a pleno sol sintiendo que no hago nada productivo. Por ultimo, el año pasado, mientras pensaba en que estaba medio sobrando, lo hacia en la oficina, con aire acondicionado y con el café que me llevaban al escritorio. Así que mínimo un trato especial para mí, si soy mujer, linda, inteligente, y en menos de 10 años podría ser la jefa de todos.
Así que pobre del que me pida un café!!, ese tipo va a quedar guardado en mi registro, y cuando vuelva en gloria y majestad como la jefa, lo voy a tener cortito contando camiones a pleno sol. Pobre del que me diga “esto no lo puedes hacer tu…es que no es pa’ mujeres”, porque ese tendrá a cargo la escoba y el trapero. O del que me ande acosando con piropos, porque lo voy a tener de alarife con 50 grados de calor.

Es complicado esto de tener que demostrar lo que sabes, siendo que en la práctica, no sabemos nada. Ojala que la gente sea agradable y encaje bien. Y quien sabe, si en una de esas, hasta nos pasamos a un happy hours.

(Lo mas importante…ojala que me paguen).

jueves, febrero 16

 

Me pregunto

Mi tía Angela le pidió a su pareja que se fuera de la casa. Es un tema complicado, es la segunda vez que se separan y creo que esta vez es definitiva. La primera vez que pasó, fue mi tío quien quiso irse y fue triste para mi tía, porque ella siempre estuvo enamorada. Cuando mi mamá me contó me dio tanta pena que lloré sin quererlo, y me sentí triste varios días, porque aunque yo no estuviera en el lugar de mi tía, sentía cuanto sufría, porque siempre supe que ella lo amaba. Esta vez es diferente, es mi tía quien le pide que se aleje. Esta vez es diferente para mí también, porque noto que ella se ha sacado un gran peso de encima. Costo un poco que se diera cuenta de que mi tío ya no la quería, o tal vez la quiere, pero de una manera que no era la adecuada. Es increíble como todo el mundo se da cuenta de las cosas menos las personas afectadas.

Cuando yo era pequeña mis papas estuvieron separados unos meses. Mi papá estuvo con otra mujer. Mi mamá sufrió mucho. Yo sufrí mucho por mi mamá, y aunque a los meses ellos volvieron, ni para mí ni para ella las cosas se olvidaron con totalidad. Por muchos años mi relación con mi papá fue una eterna pelea. El otro día, escuche sin querer una conversación de mi tía, (la de la valiente decisión, nunca tarde, de pedirle a mi tío que se fuera), con mi mamá (la mujer que fue engañada). Hablaban de mi papá, él conversó con mi mamá y le comentó que ella es muy distante, que a él le gustaría tener una mujer más cariñosa, que se entregara más a la hora de hacer el amor, que le tomara la mano, el necesitaba sentirse más querido y acompañado, y que no lo encontraba en ella. Tampoco el pone mucho de su parte, es un buen tipo, pero no entiende que la demás gente no disfruta siempre con lo que él disfruta. Siempre en una relación de pareja hay dos responsables.

Me pregunto como sería mi mamá si mi papá jamás la hubiera engañado. Me pregunto cuanto sufre mi tía sin que nos demos cuenta. Me pregunto... si existe el amor para toda la vida

domingo, febrero 5

 

La Luz y la Pauli.... (La Ashlee y la Cristi)

Las conocí hace como 9 años, cuando participe en “colonias urbanas”. Eran dos chiquillas sucias y chasconas, que conquistaron mi corazón en una semana, en especial la Luz, de 8 años en aquel entonces, que estaba en el grupo de niños (por la edad) que me tocaba cuidar. Estuvimos un año en una supuesta preparación para trabajar de manera óptima con los niños, y al final, el 80 % de los monitores que participaron no tenían más de un mes en las colonias. Yo, que participe todo ese año, (en el grupo estaba mi enamorado de turno), el primer día no me acercaba mucho a los niños, nunca he sido muy demostrativa de afecto y menos iba a andar repartiendo besos entre niños piojentos y sucios (se nota que me sirvió haaaarto ese año de preparación). Pero es inevitable no entregar amor a esos niños sedientos de cariño, que te toman la mano por que si, que te abrazan y besan a cada rato, que sonríen tan expresivo.
Mi grupo de niños estaba compuesto por niños cuyas edades fluctuaban entre los 8 y 9 años, pero al final de la semana los conoces a todos, como a mi tocaya de dos años, perteneciente a otro grupo, con quien iba a tomar helados arrancándonos un ratito del lugar habilitado en la parroquia para trabajar con los niños. O la misma Pauli, que tenía 11 o 12 años, hermana de la Luz y del chino, de unos 15 años tal vez. O la Maria, o la Yohana…o tantos.
El último día de campamento fue sumamente triste, como todos los días jugamos al cartero, y cada uno escribía cartas a quien quisiera que después un cartero repartía. “Tía, me escribe una carta para el tío Toño”, me pidió la Luz, que no sabia ni leer ni escribir, (no iba al colegio tampoco), “¿y como se llama ese tío gordito?...Javier… a ya, me escribe una también pa’l el tío Javier?”
Cuando todos tenían sus cartas listas ese día viernes, (yo escribí como 100 cartas para diferentes tíos, de diferentes niños en las mismas condiciones de la Luz), nos sentamos todos en el suelo, amontonados, abrazados (yo llena de piojos… para lo que me importaba ya). Y el cartero repartía las cartas: “esta carta es para la tía Claudia de Isabel… para la tía Claudia de Pauli… para la tía Claudia de Luz”… para la tía Claudia de tanta gente, cartas tan lindas, tan simples, tan del corazón. Recuerdo que leí una carta que decía que yo era la tía más linda del mundo, que nunca me olvidaría, que me daba su amor incondicional para siempre, que yo la había echo sentir especial, toda la carta escrita con una letra tan mal echa, llena de dibujos en donde estábamos todos, y algo se quebró en mi y me dio tanta pena la situación, el que se tuvieran que ir, la realidad en que vivían, lo que sufrían, lo que iba a sufrir yo, porque ya los quería a todos y no los iba a ver más, y el corazón se me encogió, se me apretó y me tuve que parar y me fui a mi sala y lloré, pero al ratito llegaron mis niños buscándome, tuve que escapar al baño, en donde me encerré y seguí llorando con tanta tanta pena, que los niños se preocuparon y fueron donde le tío Javier (el gordito), y le dijeron “Tío, la tía Claudia esta llorando”. Javier fue y me pidió que abriera la puerta del baño, pero yo no tenia fuerzas, estaba como derrumbada, demasiado triste como para hablarlo. Me insistió tanto que le abrí, entro y me abrazo fuerte, me dijo que tenia que ser fuerte, que los niños se merecían que yo estuviera a la altura de la situación, que me calmara e hiciera mis ultimas labores como tía, que les demostrara cuanto los quería estando con ellos, abrazándolos, sonriéndoles, no llorando en un baño, y mire hacia la puerta del baño en donde habían como 5 cabecitas asomadas, con cara de pena por su tía llorona, alomejor ellos pensaban que era hasta su culpa, así que me seque las lagrimas y pude seguir compartiendo con todos. Al despedirnos, les di mi teléfono a varios, igual vivian todos cerca, así que todos podrían tenerlo.
Han pasado nueve años, y la Luz y la Pauli todavía me llaman. El viernes vinieron a almorzar, la Luz ya de 17 años y la Pauli de 19. No llegaron solas, cada una venía con su bebe, la Ashlee y la Cristina, respectivamente. Cuando las vi pensé que no habían crecido nada, las mismas niñas... durante la tarde me fije incluso que tenían la misma sonrisa. La Luz, mi Luz, sigue siendo una niña, al amparo de su hermana. Me contó que tiene dos meses de embarazo de su segundo hijo. Dios mío!!, fue lo único que se cruzó en mi cabeza, tiene solo 17 años, con cuerpo y sonrisa de 9. Y lo peor (o lo mejor) es que ya no esta con su pareja, “tía, se vacilaba toda la plata” me contó. La Pauli, un poco más madura, vive sola con su marido (pareja, pero ya es como lo mismo, me contó). Ella vende cigarros sueltos en su casa (departamento Serviu), una o dos cajetillas cuando tiene plata, la Luz vive con sus papas y vende fósforos casa a casa, y desde hace poco vivía también con ellos el chino (su hermano) con su pareja (la Isabel, la de la hermosa carta de despedida) y su bebe, y hace unos días, la Yohana, porque su marido le pegaba y ella tuvo que arrancar con su hijo, (la solidaridad le sobra a la gente más humilde). Después que terminaron de hablar yo ya había perdido la cuenta de cuanta guagua había en sus familias y amistades.
Antes de que se fueran, mi mama les regalo todo cuanto pudo, hasta una bandeja de huevo les regalo y mi hermana les regalo toda la ropa que tenia apartada para vender en la feria (ropa buenisima, mucha sin uso, que la gente en la feria se pelea). Es su manera de expresar su pena, por ese destino tan distinto al nuestro, pero no por eso más triste, porque había que ver la cara de las chiquillas cuando sus hijas estaban agarradas del moño para saber que son felices, a su manera, pero de todas maneras felices y muy agradecidas de lo que tienen.
“Chao tía Claudia, gracias…chao chiquillas, cuídense harto, llámenme… gracias tía, cuidese”. Y me miraron, con la misma sonrisa de hace 8 años, tan linda, tan sincera.

miércoles, febrero 1

 

CATEMU


El fin de semana fui a Catemu. No me tincaba mucho, porque iba a ir mucha gente que yo no conocía, (nos invito un amigo de César), y con lo poco sociable que soy, eso de tener que andar sonriéndole a todo el mundo no me interesaba mucho. Al final igual fui (igual que mi papa, dice que no toda la semana y siempre un rato antes dice que si va).
De todas maneras lo pase bien, no taaaaaaan bien, pero descanse harto y comí rico. Es un lugar relajante, en donde es rico colocarse debajo de un arbol, (ojala un sauce, como habia en la casa) y leer. Y lo mejor es que había una cuadrimoto, y como todo el mundo estaba preocupado de tomar y de fumarse unos pitos, César y yo éramos prácticamente dueños de la moto. Aprendí a manejarla y cada vez que yo aceleraba más de la cuenta, mi acompañante atrás, (abrazadito a mi), me decía “amorcito, vai muy rápido… más lentito que viene un caballo allá y lo podemos asustar… oye, ¿manejo yo mejor?”.

El domingo nos levantamos temprano, y fuimos en la cuadrimoto a comprar pan para el desayuno de toda esa gente alcoholizada, (que manera de tomar, una amiga de César comento en un momento de inspiración “es súper rico tomar en el día, es como diferente, o sea, como que le da un aire diferente, como de gente top” ¿?). Dejamos el pan en la casa y partimos al cerro, en donde había una mina de donde extraían caliza (“para la producción del clinker, componente principal del cemento, ¿tu sabias que...?...¡¡Ya César cállate!! no estoy ni ahí con el cemento, olvidate de todo esooooo”). Llegamos a la mina completamente empolvados, no se veía el color de mis jeans, y mi pololo tenia marcado mi cuerpo atrás en la polera y los hombros con una capa de tierra (él fue con polera blanca…jaja). Desde la mina se veía todo Catemu, una apacible localidad llena de gente que se traslada en caballo o a pie, que saluda a los desconocidos y que disfruta de la tranquilidad. Cuando hicimos el camino de regreso se supone que me tocaba manejar a mi, pero César consideró que era demasiado peligroso, que abajo del cerro me cambiaba, “pero yo quiero manejar ahorapero amor, tu viste que nos costo llegar acá igual abajo ¿ya?... no, abajo no quieropero Claudia no, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero¿te enojaste?”.Al final, “lo deje manejar”, porque de verdad que era mucho más complicado que manejar en un camino recto, y porque además, se me hizo bajar la moto yo.
En total, en la casa llegamos a ser 14 personas, 5 parejas y 4 huachitos. Hay que reconocer, que el nivel intelectual de la gente que estaba allí era un poco bajo (empezando por la mina del cometario de tomar en el día), habían algunas conversaciones, en las que yo miraba el césar y le movia la cabeza como diciendo “ buenos amiguitos”, pero él se defiende diciendo que no todos son amigos de él, y que hay gente súper preocupada, como los dueños de la casa, (hay que reconocer), que se portaron demasiado bien en su rol de anfitriones, la Carola y el Seba, son una pareja sacada como de un cuento de hadas, son los dos bajitos (lo que les da cierto aire cómico), son como atractivos ambos, pero como miniaturas, son amorosos, y muy buenas personas. Son como una pareja “pink”.

Por fin el paseo termino, llegamos el domingo a la casa de César, y como era tan tarde me quede allá. Me quedo dando vueltas en la cabeza, que el lugar era perfecto para ir con la familia… o será que soy tan aclanada, que el mejor paseo al que puedo asistir, es aquel en donde están todos mis tíos y mis primos. Y el mejor paseo cuando sea viejita, será con mis hijos y mis nietos (sin nueras ni yernos… esos se quedan en la casa).

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