miércoles, julio 11

 

Como Charlie!!!

Estoy como Charlie de Lost en la tercera temporada y con mis tatas del cielo como Desmont a mi lado para evitar mi muerte.

Lo último fue el choque y antes un Sahne Nuss.

Estábamos en el supermercado con mi pololo, yo andaba con la Lindolfa, así que no pude entrar y fue César solo. Cuando llegó a la caja me hizo señas y me mostró un chocolatito rico como para preguntarme si me traía uno. Obvio que si!!... y así llegó ese malvado chocolate a mi pieza.

Lo anterior fue un día jueves y no me comí el chocolate de inmediato. El viernes si quise probarlo pero no lo encontré, di vueltas la pieza y no apareció, inculpe a mi mami, a mis hermanas….Hasta a mi papa po’…y nada, nadie se hizo responsable del chocolate y su miseriosa desaparición.

El sábado en la noche, aburría ya de buscar el chocolate, apareció así como si nada en mi closet, en el espacio destinado a los lápices y cosas varias como si nunca hubiese estado desaparecido, (la verdad no es la primera vez que me sucede algo así, es bastante común que pierda cosas y después aparezcan en los lugares más lógicos… demasiado despistada o definitivamente duendes).

Naturalmente que me empecé a comer el chocolate rico viendo una película, pero no me lo comí todo (como si engordara menos en días diferentes) y deje un resto pa’l día domingo.

Ahí estaba yo, acostada en mi cama esa mañana dominguera, comiendo el resto del chocolate, viendo TV o leyendo el diario (ella…la subscriptora), de repente un mordisco y sas!!...algo inmasticable había en mi boca, con sabor como a madera… lo miro y era como un trocito de madera o como un pedacito de las cáscaras de las almendras de por lo menos 2 o 3 cm. de largo…. Un arma mortal.

Llamé a Nestle (el día lunes) y me trajeron dentro del mismo día dos chocolates Sahne Nuss más grandes que el mío, 3 paquetes de galletas y un café (¿?) y me ofrecieron mil quinientas disculpas.

Por suerte no me pasó nada, pero queda la incertidumbre de lo que hubiese pasado si mi Trininguis hubiera estado en mi casa y se come justo ese pedacito de chocolate y el pedacito de madera se le cruza entre el paladar y la lengua… o si inclusive a mi me hubiese pasado eso. No es un error menor….Sr. Nestle, se salvó!

miércoles, julio 4

 

Gracias Gil !!!


El sábado fuimos con César al cumple de la Luisa, una amiga de la universidad. Estuvo entrete, en especial porque llegaron compañeros que de hace tiempo no veía y que por cosas de la vida, las relaciones no estaban en su mejor momento. Resultó ser, que se dio una conversación entretenida, como las de antes, (no sin que desapareciera, eso si, esa muralla que se creó y que parece infranqueable).

Desde aprox. la 1 am que César me estaba cateteando para irnos, él se había levantado muy temprano porque le tocó trabajar y se moría de sueño. Pero yo estaba tan entretenida que alargue el momento lo más que pude, hasta que a las 3 coincidimos en que era hora de irse.

Íbamos por Nonato Coo de Norte a Sur… pasamos por la calle que da a mi antigua casa y pensé que podríamos tomar esa dirección para acortar camino, pero no lo comenté porque a César le gustan los caminos directos… me quedé en silencio (fomentado más que nada porque de verdad hubiera preferido quedarme un rato más en el cumpleaños).

Y crash!!... Nonato Coo con San Hugo. Una enorme camioneta Chevrolet Luv nos impacto prácticamente en 90 grados en el lado del copiloto (mi lado). Como había una espesa neblina, no vi la camioneta, solo sentí el impacto. Me sorprendí después que paso todo, en como en los segundos que duró el impacto pensé en tantas cosas; primero mis piernas, instintivo fue correrlas hacia el lado de César, aunque él con su reflejo de chofer de formula uno, había visto a la camioneta en su vista panorámica (que no tienen las mujeres y que por eso nunca podré tener los reflejos que tiene él) alcanzó a abrir un poco la dirección del auto y el choque no tuvo su centro en mi puerta, si no que en el pilar del armazón, que gracias a la posición en que siempre uso mi asiento, el respaldo de este detuvo el avance del pilar que se trabó con el asiento.

Bueno, pensé en mis piernas, (en mis largas y hermosas piernas), cuando sentí que el impacto era más grave pensé ya en todo mi cuerpo, porque creí que la camioneta llegaría más profundo. Y pensé, (increíblemente), en que algo me faltaba. Algo por hacer o vivir….

Y, afortunadamente, gracias a los reflejos de mi chofer estrella, a la posición del asiento por la que todos reclamaban y cambiaban cuando usaban mi asiento - y que yo volvía a su lugar-, al cinturón de seguridad, a que íbamos muy lento por la neblina y al Gabino y a la Martita que interceden por mi ante Dios a cada rato, solo quede con un par de moretones (moretonotototes) en mis piernitas a pesar de que fue una colisión (ambos autos estaban en movimiento) bastante grave.

Y César, que gracias a Dios no le pasó nada, quedó sin su tortuguita por un mes, así que obligao a viajar en metro, debutando en la línea 4, y dejando al furgón escolar de la pega fuera de servicio por un rato gracias a un gil que se pasó un ceda el paso.


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