miércoles, julio 12

 

¿Dónde estas Felipe?

Una vez le rompí el corazón a un niño. Todavía tengo en mi mente su carita pecosa llorando y mirándome por la ventana trasera del auto de su mamá. Y pa’ más remate haciéndome chao con la mano. Eso me hace sentir aun más mal. Todo por culpa de un mechas de clavo!!...

Estaba en el jardín, hace ya cientos de años, yo era como monona, así morenita, con rulitos, con una mamá y unas tías locas que movían mar y tierra por hacerme los disfraces más Top del jardín, me sentaba en la mesa de los niños lindos, o sea, si la profe me castigaba por algo me sentaba con los nerd y eso pa’ mi era terrible… Quién hubiera dicho que después yo sería una nerd...

En fin, había en el jardín un niño llamado Felipe. Un colorin encantador, estaba totalmente enamorado de mi y todas las mañanas cuando yo llegaba a mi mesa y me ponía a ordenar algunas cosas, él se acercaba silenciosamente a mi lado y me besaba en la mejilla sin que yo alcanzara a reaccionar, ( hasta el día de hoy aún alguien puede besarme de improviso sin que alcance a protestar). Yo tan pesada lo miraba y me limpiaba la cara, él se iba saltando de alegría y yo me quedaba indignada porque sabía que esa acción tan valerosa era celebrada por otros niños, en especial por uno que me gustaba a mi, un mechas de clavo insoportable. Yo creo que me gustaba porque representaba todo lo malo. Es como el dilema que puede que se le presente algún día a Kate de Lost, tener que elegir entre Jack el angel o Sawyer el diablo…siempre ganan los diablos.

Igual a este niño malulo, Cote le decíamos, yo le gustaba, por eso incentivaba a Felipe a besarme o seguirme. Al final el último día de clases a la salida, llegó a mi lado con Felipe y me pregunta que con quien decido quedarme. Así de patudo. No me habló en todo el año y al final me pide que elija. Y ahí estaba yo, con un colorin a un lado y un mechas tiesas al otro, el bueno y el malo, Jack y Sawyer. Elegí. Elegí a Sawyer… al Cote.

Y todo pasó en un segundo. Felipe lloró, el Cote desapareció, llegaron las mamás y nos fuimos todos. Felipe se fue en auto con su mamá, y me hacia chao mientras se alejaba, “Claudia hacele chao al Felipe, no sea mala hija”, me dijo mi mamá e incluso esa vez, me sentí obligada a levantar mi mano y moverla.

Después de ese día nunca más he visto a Felipe.
Al Cote lo vi un par de veces, aunque hace muchos años ya que no nos cruzamos. Su crecimiento fue hasta mi hombro y la cara de malo se transformo en cara de pavo. No me explico que le vi.

Y Felipe. A veces inunda mi mente la idea de buscarlo. De hecho empecé hace harto tiempo preguntandole a mi mamá donde vivía. Me contó que la casa que habitaba con su familia la habían venido hace ene años, (mala suerte), no me sé su apellido, no sé como buscarlo. Se me imagina que debe ser un niño robustito, alto y con la misma tierna cara. Me gustaría decirle que si pudiera retroceder el tiempo lo elegiría a él sin pensarlo dos veces, por todas las veces que se preocupó por mí, que me ofreció su colación, que me miraba con cara de bobo. Su mamá le contaba a la mía que Felipe hablaba todo el día de mí (y eso me hace sentir peor). Me gustaría decirle que lo elegiría a él simplemente por evitarle esas lagrimitas en su auto el último día que nos vimos.

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