lunes, enero 7

 

Pura belleza


Perfecta. Tal vez casi perfecta. Una mujer hermosa.

Cuando la vi me quede pegada mirándola. Pero pegada heavy, casi sin respirar. Rubia, piel tostada, ojos azules, piernas de dos metros, cuerpo regio, pelo impecable, no más de 20 años, femenina, distinta.

Por supuesto que como buena chilena envidiosa, (relativamente), mi primer pensamiento fue: “debe ser extranjera”, pero después de escucharla hablar y de identificar a su mamá entre las demás personas asumí con cierta pica que era chilena.
Pero de esas chilenas que viven en el extranjero, porque a ratos hablaba un perfecto inglés con una mujer negra que también estaba entre los invitados.

No podía dejar de mirarla, yo y varia gente más. Aunque su sonrisa o su boca en si no eran lindos, es decir, tenia esa sonrisa en donde se ven las encías, que me carga, era en ella un complemento más a su belleza. Y el vestido corto negro absolutamente sencillo, la hacia parecer tan elegante y natural.

Y para mala suerte mía, porque me costaba no mirarla, se sentó el frente mío pero dos puestos más a mi izquierda… Hasta comiendo seguía siendo bella y distinguida, (que martirio para todas las demás invitadas).

Cuando nos paramos a que la novia tirara el ramo, (a todo esto andabamos en un matrimonio-almuerzo) le dije a César: “mira bien César porque voy a cruzarme con esa rubia y tu me dices si es más alta que yo”. Él me dijo que a simple vista era más alta, pero yo necesitaba comprobarlo. Y me hago la lesa y me cruzo con ella. Y miro a mi complice y le levanto las cejas para que me de un indicio de la inexistente, según yo, diferencia de altura…. Y me marca con las manos, una sobre otra, una distancia de por lo menos unos 20 cm de alto y se caga de la risa.

Si bien es cierto, soy de esas personas que asume que hay mujeres más bellas que una y también más feas, (Gracias Dios!!) y vive tranquila con eso sin esforzarse demasiado por tratar de ser más bella, ver a esa mujer me hizo pensar que la belleza es ilimitada, que puede llegar a ser celestial y que no necesita complemento alguno, ni siquiera inteligencia.

Ella era simplemente pura belleza.

…César me mira en el auto y me dice: “Amor, tu eres más hermosa”… Y por eso lo quiero tanto. Por sus palabras de aliento siempre listas.




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