Historias de una princesa

Hace 7 meses sentía que el mundo se me venía abajo. La persona que yo más quería en el mundo me pateo por teléfono. Terrible. Así que, no me quedo de otra que recoger algunos pedacitos de dignidad que estaban botados en mi vida y decidí que no volvería a llamar para (una vez más), pedirle que siguiera a mi lado. Pero no fue hasta ese jugo naranja/platano que me sentí realmente aliviada y por fin pude dejar entrar en mi corazón a quien me acompaña hoy.
Que bueno es tener 24 años y que después de una desilusión que parece que nos mata poder volver a encontrar el amor cuando y donde menos se espera. Ojala que a los 50 años pueda tener aún la capacidad de reponerme a las cosas tristes, con una sonrisa, con un abrazo, con una mirada…ojala, que sea así toda la vida.

Por supuesto, que quedan lindos recuerdos, los malos como que se empiezan a olvidar, y quedan también buenos deseos y cariño especial para esa persona a la que quise tanto. No porque alguien te patea pasa a ser una mala persona, lo más probable es que yo halla sido tan culpable como cualquiera. La diferencia es que hoy lo acepto sin resentimientos. O bueno...con un poquitito jajaja

Tal vez, esta vez, tampoco sea un amor eterno, pero sin duda es sincero y simple. Me siento comoda en todo momento, puedo ser yo misma sin preocuparme por ser siempre perfecta. Me siento muy querida, acompañada y apoyada.

Hoy mi amor, cuando tu mama me despertó para avisarme que se iba, aun se sentia el aroma de tu piel en todos lados, y quise que estuvieras ahí para abrazarte.

Gracias mi amorzote por esperarme, nuestra historia de amor esta recien comenzando.